El Parlamento
Es una costumbre
antigua tanto como la humanidad dar con palo a los políticos de todas las
posiciones que la mente y necesidad dictan. La razón; cada uno con sueños, anhelos, aspiraciones
resulta un mundo distinto que ese "alguien"
debería poder llenar. Como
es tarea imposible, quien llega a la Presidencia decepciona a quienes votaron
por él y es mal visto por
los que no. La Democracia pierde credibilidad y para recobrarla asume que debe
tener gente que comparta puntos de vista y soluciones. Entonces funcionan los Partidos
que una vez en el poder, intentan cambiar paradigmas pero no lo consiguen y
terminan devolviendo favores.
Cuando
llega el invierno empieza a sentirse frio gradualmente hasta que aparece la
nieve. Lo mismo sucede cuando nos alejamos del Creador; se pierde el principio
de autoridad nos hacemos imágenes,
leyes a favor del aborto o que validan relaciones inmorales donde el remedio resulta
peor que la enfermedad.
- Moisés redactó la Ley que le dictó Dios, lo malinterpretamos y nuestros legisladores las escriben. Como somos imperfectos las leyes que hacemos, también. Entonces ahora peleamos contra ellas y Dios porque ignoramos que la que Él dictó es perfecta y perdemos tiempo valioso que deberíamos emplear lidiando contra la ignorancia; luchando entre nosotros.
- El Papa es elegido en votación y representa una corriente en el clero, nunca a Dios. Los Presidentes de cada país siguen la misma tónica una ideología, nunca al pueblo.
Para
honrar Dios necesitamos a gritos un cambio en la forma de gobierno. El
Parlamento es elegido por el pueblo y aquel, a uno y es una manera de dirigir a poblaciones mayores porque va del todo a las partes; que puede escucharles con
atención y resolver con mejor
calidad que intentando oir a millones de habitantes. Además de darle a Dios el
lugar que le corresponde porque nadie puede reemplazar al que vive por siempre.
Jojolete
Esto es certero porque desde 1963 a la fecha se acomodaron en el sillón Papal, seis personajes; Juan XXIII, Paulo VI, Juan Pablo I, II, Benedicto XVI y Francisco, quienes representaron tendencias en el clero, nunca a Dios. En política quien llega a Presidente representa a una fracción jamás al pueblo. Necesitamos otra forma de ggobierno
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